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6 días

Playa

Naturaleza

Cádiz relax

El auténtico valor del litoral gaditano


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Entre dos mares

Con sus 285 km. de costa, la provincia de Cádiz presume de contar con uno de los litorales más extensos de la península Ibérica. Casi podrías andando por la orilla del mar de un extremo a otro de la provincia, gracias a sus más de 170 playas. Y sin duda, es la única en la que puedes darte el gustazo de bañarte en las tranquilas aguas del mar Mediterráneo y en la inmensidad del océano Atlántico. Sin embargo, éste no es un viaje sólo para quienes buscan sentarse en una tumbona a tomar el sol. Es un viaje para quienes disfrutan recorriendo paisajes naturales y encontrando lugares recónditos, y para quienes comprenden -o están dispuestos a comprender- que la playa, además de un recurso turístico, es un entorno medioambiental que hay que cuidar y conservar, para que generaciones posteriores puedan seguir disfrutando de ellas.

Haz las maletas para seis días. No te olvides de la gorra, gafas de sol, calzado y ropa cómoda, crema solar, prismáticos y sí, claro, ropa de baño y toalla de playa. Además de las propuestas que te hacemos en esta experiencia, os recomendamos descargar en el móvil el catálogo de playas de la provincia de Cádiz y el catálogo de senderos de la provincia, y tenerlo siempre a mano, por si os apetece cambiar de ruta sobre la marcha.

Puedes hacer el viaje cuando quieras o puedas. A nosotros nos gusta la primavera, por los colores  que otorga la floración autóctona al paisaje.  ¿Empezamos?


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La belleza del Mediterráneo

Primer día. Nos despertamos en la bella población de San Roque, en el Campo de Gibraltar, después de descansar en uno de sus establecimiento hosteleros. La ciudad tiene mil y un puntos de interés que bien merecen su visita, aunque nosotros vamos a poner rumbo a nuestra primera parada: la playa Cala de la Sardina. Se nos ha ocurrido que lo mejor para hacer un viaje por el litoral de la provincia es empezar por el principio. Y el principio bien puede ser la playa que linda con la provincia de Málaga. Además de hacer la gracia de poner un pie en Cádiz y otro en Málaga (para eso tendrás que ir a la cala más pequeña de las dos que hay en esta playa), te llamarán la atención su arena oscura y los agrestes acantilados que la confinan. Esta playa es un complejo de interés ambiental, ya que concentra varios hábitats litorales diferentes, con su flora y fauna asociadas.

Podríamos llegar a pie a nuestro siguiente destino, pero depende de las mareas y de nuestro gen cabra montesa. Mejor cogemos el coche y ponemos en el GPS “aparcamiento playa Torreguadiaro”. Verás una torre medio derruida. Ahí es. Es la Torre Quebrada o la Torre Vieja. Una antigua torre defensiva construida en el S XV. Hay muchas torres como ésta, en mejor o peor estado de conservación, en todo el litoral gaditano -si te interesa la historia militar, en San Roque hay visitas guiadas muy chulas relacionadas con edificaciones construidas durante la II Guerra Mundial; pregunta en la oficina de turismo de San Roque: 956 694 005 

A lo que íbamos. Baja a la playa. Hemos venido aquí para ver la laguna de Torreguadiaro, vestigio que queda de la antigua desembocadura del río Guadiaro. Pueden observarse aves durante todo el año, tanto las que han hecho de este paraje su hogar como las migratorias que aprovechan para hacer un descanso antes de dar el salto hacia el continente vecino. Desde la misma playa hay acceso a la unas pasarelas que la rodean. Hay paneles informativos y miradores desde los que puedes contemplar la avifauna de la laguna. Este libro te servirá para iniciarte en las aves que pueden observarse en la provincia: Birding Cádiz.



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La fuerza de la madre tierra

Completaremos la visita a la laguna de Torreguadiaro haciendo el sendero del paraje natural Estuario del Guadiaro, justo al otro lado del río. El acceso por el que entraremos está en la calle Jaime el Conquistador. Es un recorrido semicircular muy corto, de menos de 500 metros. Te llevarás la experiencia de ver el único humedal que queda en 100 km a la redonda. Por eso, y por su importancia desde el punto medioambiental, es una entorno natural muy protegido.

Ahora nos vamos a Tarifa. Haremos la Colada de la Costa, un sendero señalizado por el parque natural del Estrecho que discurre por una vía pecuaria -camino público utilizado por pastores de ganado transhumante- a través de los acantilados costeros entre Tarifa y Algeciras. El recorrido completo lleva más de 10 horas ida y vuelta. Nosotros haremos sólo la mitad. Aún así, a paso normal, invertiremos como dos horas (ida).

El sendero comienza al final de la calle María de Molina. En las inmediaciones de la torre sudeste  de la impresionante muralla del Castillo Guzmán el Bueno, (S. X) verás el panel que lo indica. Durante el recorrido, disfrutaremos de unas magníficas vistas del Estrecho de Gibraltar, el continente vecino y las curiosas formaciones geológicas de los acantilados y plataformas de  abrasión en las zonas intermareales. Son consecuencia de movimientos tectónicos hace más de 20 millones de años. Además, veremos búnkeres, cuarteles abandonados y otras edificaciones defensivas típicas de esta parte del litoral.



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La guardiana del río

El final del camino lo haremos en la Torre Guadalmesí (S. XVI), otra de las muchas torres vigías que hay por aquí. Ésta, situada junto a un río del mismo nombre, servía para evitar que los barcos enemigos se aprovisionaran de agua. Es un magnífico emplazamiento para avistar aves en plena migración: ejemplares de cigüeña blanca, halcón abejero, milano negro, buitre leonado, águila imperial, perdicera... En este idílico paisaje, almorzaremos plácidamente unos bocatas de jamón serrano y queso ecológico de la zona que compramos antes en el mercado de abastos.

Si no nos fallan los cálculos, habremos vuelto a Tarifa al final de la tarde. Nos da tiempo de darnos un paseo por el encantador centro de la ciudad y cenar en alguno de los establecimientos de la zona.



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Montañas de arenas implacables

Casi sería pecado hacer un viaje por las playas de Cádiz y su naturaleza y no pasar por las playas de Bolonia o Valdevaqueros. Lo dejamos a tu gusto. Nosotros hoy nos decantamos por la primera, entre otras cosas, porque queremos pasar por la quesería El Cabrero de Bolonia. Hacen unos quesos ecológicos de forma artesanal que nos encantan.  

La playa de Bolonia es de una belleza indiscutible, así que no es nada raro que los romanos se enamoraran de ella y levantaran aquí su ciudad factoría Baelo Claudia. La reina natural, sin duda, es la duna. Avance implacable empujada por el viento de levante hacia un pinar con pinos piñoneros, camarinas y enebros marítimos, que van quedando sepultados bajo la arena. Subir a lo más alto de la duna es una de las experiencias que no te puedes perder en este viaje. Si viajas con tiempo y está la marea baja, puedes permitirte llegar a las piscinas naturales -justo en el lado opuesto de la playa-. O hacer el sendero del Faro Camarinal y admirar las vistas del cabo de Gracia. ¡Hay tantos sitios bonitos para ver!

Bueno, volvemos al plan. Nos vamos a Barbate. No estaría de más que compraras avíos para hacerte el almuerzo, por si acaso. Por ejemplo, pan y lomo en manteca. El mercado de abastos del municipio es acierto seguro y, además, te encantarán las pinturas del techo.

Vamos a recorrer el sendero de Los Acantilados de Barbate, en pleno parque natural de la Breña y las marismas del Barbate. Este entorno natural presenta diferentes ecosistemas: marino, acantilado, pinar, marismas y dunas. Dejaremos el coche en la entrada a playa de la Hierbabuena, caminaremos por la orilla hacia el acantilado El Tajo y accederemos al sendero por un camino que encontrarás al final del todo.



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La cima de La Breña

Arriba del todo, en el punto más alto del sendero, está la Torre del Tajo (S.XVI). Suele permitirse la entrada al público en momentos puntuales. Pregunta en el punto de información del parque natural de la Breña y marismas del Barbate (956 345 97 80) si hay alguna actividad prevista ese día que te facilite la entrada. Si no, de todos modos, contempla las vistas. Ha merecido la pena el ascenso, ¿verdad? Te encuentras en uno de los acantilados más importantes de la Costa de la Luz, a unos 100 metros de altura. El paso de cientos de miles de años han conformado este paisaje en el que el viejo continente muestra sus arrugas en forma de capas geológicas.

En los alrededores de la torre hay un descansadero entre pinos en el que pararemos a almorzar. Sacas el pan, lo abres, le metes en medio el lomo en manteca y ¡voilá! ¡Acabas de hacer un bocata de  cinco estrellas!

Podríamos continuar el sendero. Llega hasta la playa de Los Caños. Nosotros preferimos volver sobre nuestros pasos, ir en coche hasta allí y tomarnos algo a la fresquita en un chiringuito, ¡no todo va a ser a andar! En esta web, encontrarás alojamientos disponibles en la zona.



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Miniparaísos entre acantilados

Tercer día de viaje. Enfilamos hacia Conil de la Frontera. Por la mañana, vamos a hacer un sendero de baja dificultad, encantador y la mar de fresquito, si no te olvidas el bañador, claro. Empezaremos el recorrido en las inmediaciones del faro de Roche. Es una antigua torre vigía del S.XVI, aunque el resultado de las obras para su adaptación como faro le han restado mérito.

Desde aquí contemplaremos las vistas: el faro de Trafalgar a lo lejos, la cala del Aceite, las playas de Fuente del Gallo y La Fontanilla, Conil, los acantilados de Chiclana...  Por el camino, ojos expertos sabrán leer en la roca la historia geológica de la zona, resultado de la erosión del mar, el viento, la elevación del continente y la apertura del Estrecho de Gibraltar. Hay varias calas, a las que podemos bajar y darnos un chapuzón.  

El sendero terminaría en el pinar costero de Roche, lindando con Chiclana de la Frontera. Es de alto valor ecológico, debido a que existen varias especies vegetales en peligro de extinción y muy vulnerables. En realidad, si la marea está baja, es posible hacer unos metros más hasta la cala Encendida. Lo dejamos a tu albedrío. Si haces este viaje en sentido contrario -de Chiclana a Conil- te recomendamos hacer a caballo este sendero Calas de Conil.

Sabemos que el cuerpo te pide seguir, y seguir y seguir. Porque hay más arena y parece guay llegar hasta lo que se ve ahí al final, los acantilados de la playa de la Barrosa. Se puede hacer, sí. Tú decides, según el tiempo que tengas. Nosotros regresaremos por el camino andado, tomaremos un refrigerio en algún chiringuito, cogeremos el coche, y tiraremos para la vecina Chiclana de la Frontera.



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La playa de los valientes

Llegamos a la histórica Torre del Puerco (S.XVI). Aquí comienza la ruta Playa de La Barrosa, que llega hasta Sancti Petri, unos diez kilómetros más adelante. No sé ustedes. Nosotros necesitamos rendir pleitesía a las buenas costumbres españolas, así que tomaremos algunos atajos y le daremos nuestro toque particular.

Primero, nos asomamos al mirador de la Torre del Puerco -es un buen punto para observar aves, como las espátulas-, disfrutamos de las vistas de la playa de la Loma, nos hacemos unas cuantas fotos selfies de rigor, nos vamos al hotel que hemos reservado en el Novo para almorzar y nos echamos una siesta de envergadura.

Segundo, visitaremos uno de los conocidos como Siete Puntos Mágicos de Chiclana – un conjunto de hitos que forman parte de una ruta turística-. Éste está en el parque de La Loma del Puerco, donde hace más de doscientos años se libró la batalla de La Barrosa contra las tropas napoleónicas. En este entorno natural pueden encontrarse tres especies de narcisos de gran valor ecológico.  

Tercero, nos dirigimos al parque periurbano La Barrosa, situado sobre los acantilados de Chiclana. Por la calle Hércules, hay indicaciones a los accesos a los miradores que hay en el parque, con unas estupendas vistas al litoral chiclanero, el islote de Sancti Petri y el castillo. Ése será uno de los principales atractivos del paseo en barco que haremos ahora. Eso es, cuarto: hemos reservado plaza para contemplar una privilegiada puesta de sol junto al legendario islote -donde la historiografía sitúa los antiguos templos de Melkart y Hércules-, con música relajante y una copa de cava en Albarco. A la vuelta, podemos cenar en La Casa del Farero, el Club Náutico de Sancti Petri (en temporada estival, todo los días; el resto del año, sólo sirven almuerzos de martes a domingo), o en alguno de los establecimientos hosteleros del poblado.



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Los secretos de La Punta del Boquerón

¡Buenos días! ¿Has dormido bien? Desayuna fuerte y prepárate unos bocadillos porque la experiencia de hoy nos llevará todo el día.

Nos dirigimos a San Fernando, a la playa de Camposoto. Dejaremos el coche lo más cerca posible del último acceso, donde comienza el tramo virgen de esta playa ya de por sí natural. Haremos un sendero hasta la punta del Boquerón, monumento natural con forma de flecha de arena de gran valor paisajístico y geomorfológico. La entrada está a mano izquierda, según bajamos.

Pasearemos entre sistemas dunares y marismas, con las especies asociadas a cada una de ellas, sobre pasarelas de madera y arena. Veremos los pocos restos que quedan de la batería defensiva de San Genís y bastante mejor conservada la batería de Urrutia (S. XVIII), medio oculta ya entre dunas y vegetación. Mola mucho pasearse por aquí.

Ahí acaba el sendero. Oficialmente. Puedes volverte, si quieres, pero te habrás dejado lo mejor. Sigue caminando por el lado del caño de Sancti Petri como un kilómetro. Sigue, confía en nosotros. ¿Lo ves? Ahora sí has llegado a la punta de la Punta, justo en la desembocadura del caño de Sancti Petri. Un lugar muy poco accesible, con una arena superfina y dorada en el que te sentirás la persona más afortunada del mundo, al contemplar cómo se abre ante ti el litoral gaditano que llevamos cuatros días recorriendo.



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Un paseo al atardecer

Te mereces un baño e investigar un rato. La vuelta la haremos por el lado de la playa. El paisaje es igual de arrebatador. Verás imponentes estructuras defensivas  abandonadas en época reciente. También hay habilitada una zona canina, en la que podrías disfrutar con tu perrete de la playa.

Sabemos que el paseo de hoy no es difícil pero sí cansino, por aquello de andar sobre arena seca y dunas. Puedes volver a La Isla, como aquí llaman a San Fernando, cenar en La Venta de Los Tarantos, o la Venta de Vargas, o en algún establecimiento de la Calle Real. Si tienes ganas de más, tira para la playa de Cortadura. Es la única de la capital gaditana que aún conserva cordones dunares. En bajamar, puede observarse la plataforma rocosa que recorre toda este frente costero.



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Hogar de charrancitos

Hoy iremos al El Puerto de Santa María y Rota. En El Puerto, tenemos interés en bajar a la playa de Levante. Es una playa natural a la que puedes acceder caminando desde la playa de Valdelagrana o por los senderos del parque metropolitano de Los Toruños. Además, queremos llegar a la punta de Los Saboneses y conocer todo el entorno, por lo que hemos reservado plaza para hacer una visita guiada en tren eléctrico. Desde el punto de vista ambiental, esta playa destaca porque alberga una de las anidaciones de charrancitos más grande de Europa, entre otras cosas.

A continuación, iremos a Rota. Haremos el sendero Pasarelas del Litoral. Es un paseo muy agradable sobre pasarelas, a través de un pinar y desde el que tendremos accesos a las playas y varios miradores. El recorrido lo terminaremos en el jardín botánico Celestino Mutis, en el que conoceremos en profundidad la flora autóctona.

A estas alturas, te habrás dado cuenta de que el camaleón común es uno de los emblemas de la ciudad. En realidad, lo es de todo el litoral atlántico de la provincia, puesto que es el último reducto de la península ibérica que alberga esta especie. Nos quedamos a pasar la noche en Rota. Aquí tienes opciones para tapear y domir  ¡No dirás que no te cuidamos bien!



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Refugio de camaleones

Hemos dejado lo mejor para el último día del viaje: ¡Una vía verde! Nos encantan las vías verdes, por reutilizar infraestructuras en desuso y dotarlas de nuevos usos sostenibles. Ésta discurre por la antigua vía de un ferrocarril que iba desde El Puerto de Santa María hasta Sanlúcar, pasando por Rota y Chipiona. Este tramo es el que haremos nosotros.

Hay varias opciones. Nosotros empezaremos en Costa Ballena. Recogemos las bicis que hemos reservado y comenzamos una ruta que combina el sendero del Corredor Verde Litoral y la Vía Verde. Discurre de forma circular sobre pasarelas de madera, asfalto, zahorra y tierra a lo largo de unos 25 km. Es fácil, apenas hay desnivel. En el camino de ida, iremos por la parte litoral, sobre pasarelas de madera y recorreremos  las playas de Camarón - La Laguna y Las Tres Piedras, de alto valor ambiental.

Nuestra intención es aprovechar para dar un paseo por Chipiona. Aprovechando el recorrido recomendado, haremos una parada en el centro de interpretación de la naturaleza y el litoral El Camaleón (Avda del Camarón), admiraremos el impresionante santuario Nuestra Señora, contemplaremos el faro más alto de España y el castillo. Luego participaremos en una visita guiada a los corrales de pesca.

Nos paramos a tomar algo en las inmediaciones y emprendemos el camino de regreso. Tomaremos el carril bici que hay cerca del puerto de Chipiona y seguimos las indicaciones hacia la vía verde. Este recorrido nos llevará por campos de cultivo y pinares de regreso a Costa Ballena.

Terminaremos nuestro viaje en Sanlúcar, en la playa seminatural de Bajo de Guía, metiendo los pies en aguas del río Guadalquivir y planeando nuestra próxima escapada. ¡Tenemos tantas cosas que mostrarte!



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itinerario y recorrido

Kilómetros: 350 km.
Conducción estimada: 3 horas y 50 minutos.
Días recomendados: 6 días
Atractivos: Playa y naturaleza
Ver recorrido en mapa: Google Maps



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