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El Faro de Chipiona es, junto con el Santuario de Regla, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Es el faro más alto de España y uno de los más altos del mundo, con 72 metros sobre el nivel de mar. Es necesario subir un total de 322 escalones para llegar a la linterna. Se construyó entre 1863 y 1867, bajo las órdenes del ingeniero de Badalona Jaime Font, sobre la llamada Punta del Perro, para indicar la entrada del río Guadalquivir a los navegantes.
Los materiales empleados para la construcción de este faro fueron, principalmente, piedra ostionera extraída de las canteras de Chipiona y losas de Tarifa.
Una de las características principales del Faro es su condición de aeromarítimo. El haz de luz es también vertical, sirviendo así de ayuda a los aviones. Tiene un alcance nominal de 25 millas náuticas, con destellos cada 10 segundos.
La Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Chipiona organiza visitas guiadas a este guardián de la desembocadura del Guadalquivir durante todo el año, ofreciendo desde lo más alto unas vistas impagables que van desde Doñana a la Bahía de Cádiz pasando por Sanlúcar de Barrameda y la propia Chipiona, con su Monasterio de Regla, sus famosos corrales de pesca o las playas de Costa Ballena.
Se empezó a construir en 1863 porque los marinos que habitualmente navegaban por el río Guadalquivir reclamaban un faro que les guiase por la desembocadura del río grande de Andalucía, una zona complicada donde solían encallar los barcos. Los modernos sistemas de navegación de hoy nunca podrán sustituir la leyenda de los faros ni la ilusión que le hace a un niño contar esos destellos que en Chipiona brillan cada diez segundos.