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7 días
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Don't you get your experience?La provincia de Cádiz esta repleta de tesoros. Unos, como las colecciones de monedas y los edificios monumentales están a la vista, esperando a que los contemples. Otros están mas escondidos. Hay que ir a buscarlos, descubrirlos, comprender su valor... En este viaje te proponemos acercarte por algunos de los espacios naturales de la provincia de Cádiz. Disfrutarás de las vistas, divertidas experiencias y te deleitarás con los productos que todavía hoy se aprovechan en cada uno de ellos.
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El único bosque subtropical de toda Europa se encuentra aquí y, si este dato te sorprende, atiende al siguiente: estás ante la masa forestal de alcornoques más extensa del mundo, con una extensión equivalente a 167.600 campos de fútbol.
En los lindes del parque natural Los Alcornocales encontramos un pueblo blanco que sobresale entre tanto verde, Jimena de la Frontera, con sus calles adoquinadas y una tranquilidad tan agradable como su entorno. Dominando el pueblo y los alrededores se alza un imponente castillo muy bien conservado que se remonta a los tiempos árabes, en el siglo VIII. Nuestra recomendación es que subas hasta ese conjunto monumental y saborees una panorámica única.
Ya en el coche, saliendo del pueblo, no pises demasiado el acelerador. Más que una recomendación de seguridad, que también, se trata de un buen consejo turístico. Entre las colinas de alcornoques y olivos se pueden ver imponentes toros bravos en su hábitat preferido. Y no te preocupes si tu coche es rojo... ¡eso es un mito!
Es posible que veas troncos de alcornoques “pelados” a tu paso por Castellar de la Frontera. Todavía hoy el descorche es una de las actividades económicas del parque natural Los Alcornocales. Hay empresas turísticas que organizan visitas para ver cómo se trabaja la “saca del corcho” -que es como se llama aquí a esta faena-. También encontrarás tiendas de artesanía que elaboran recuerdos con este material.
Ahora pon rumbo hacia el Mediterráneo, bordeando Los Alcornocales. En la aldea marinera de Palmones se esconde un lugar muy poco conocido: el paraje natural marismas del río Palmones . Aquí, después de haber disfrutado del verde, podrás deleitarte con el azul y su rica fauna.
Te recomendamos un paseo de 30 minutos por esta zona en la que podrás contemplar una gran diversidad de ecosistemas como dunas, playa y humedales, todos ellos concentrados en muy poco espacio. Como ya debes saber, la provincia de Cádiz es clave para el viaje migratorio intercontinental de muchísimas especies de aves. Y este paraje es perfecto para contemplar algunas de ellas como garzas, chorlitejos y correlimos.
Es el momento de adentrarte en lo más profundo de esta preciosa área natural protegida. A tan solo 13 kilómetros más al norte de Los Barrios encontrarás el inicio de una de las más bellas excursiones en Los Alcornocales: el sendero de Valdeinfierno. No es necesario estar demasiado en forma ya que esta ruta circular con poco desnivel y bien señalizada (además de ser accesible) que se puede completar en un par de horas. A cambio de ese pequeño esfuerzo, obtendrás toda la pureza de este singular y frondoso bosque. Si ya estás pensando en poner la excusa del calor, prueba con otra. En el sendero encontrarás un arroyo y caminarás a la sombra del bosque.
De vuelta al coche, sigue adelante hasta el centro de visitantes de El Aljibe, con una curiosidad interesante: una suberoteca. Allí se guardan muchísimas muestras de corcho para realizar una estimación y evolución de su calidad. Además podrás aprender sobre su extracción y la actividad económica que se desarrolló en torno al corcho. Es como una biblioteca pero ¡de corchos!
Medina Sidonia tiene una entrada memorable: el Arco de la Pastora . Esta antigua puerta árabe del siglo X en forma de herradura da paso al interior de una ciudad amurallada que preserva todos los rasgos de personalidad de los pueblos blancos. Y te conduce a uno de los placeres terrenales más preciados, la exquisita gastronomía.
En Medina Sidonia te proponemos que te entregues en cuerpo y alma a saborear lo dulce y lo salado. En el restaurante Venta la Duquesa, de la mano de su chef Miriam Rodríguez, podrás degustar su afamada carne de retinto como plato estrella y sus verduras recién cosechadas de la huerta del propio restaurante (puedes reservar llamando al teléfono 956 41 08 36 o 690 00 68 13). Si además eres goloso, no te puedes perder sus dulces ni la confitería Sobrina de las Trejas , un negocio familiar con casi 170 años de historia que ofrece (según muchos lugareños) ni más ni menos que los mejores alfajores del mundo.
Para terminar el día manteniendo un marcado acento gaditano, te proponemos dos buenos lugares para pasar la noche. Si Medina Sidonia te encandiló, una opción céntrica y ganadora es Casa la Loba, en una vivienda típica andaluza, con dos patios y una azotea formidable (reservas en 658 745 912). Nuestra otra opción, camino de la cercana localidad de Benalup-Casas Viejas, es el Cortijo Los Monteros, una venta rústica como las de toda la vida con zonas ajardinadas y una piscina en la que puedes relajarte haciendo el muerto. Pero tampoco demasiado rato... o los buitres leonados de Los Alcornocales empezarán a sobrevolarte en círculos. Es broma.
Vamos a conocer algunos de los emblemas del parque natural Bahía de Cádiz. Se trata de una gran zona de marismas de más de 10.500 hectáreas, formada tanto por la acción natural como humana, que desde tiempos remotos ha tratado de aprovechar los recursos de estos caños. La extracción de sal marina y la pesca de pescado de estero son sus grandes recursos.
Inauguramos nuestra tercera jornada de viaje en el puerto deportivo de Sancti Petri, en Chiclana. ¿Extraño nombre, verdad? Es latín y significa “San Pedro”, patrón de los pescadores. Con esta premisa ya imaginarás que empezaremos con brisa, salitre y en estrecho contacto con el mar. Y la mejor forma de fusionarse con el medio acuático es alquilando un kayak. Desde allí, remando por las calmas aguas del caño, penetraremos en el fascinante ecosistema del parque natural de la Bahía de Cádiz .
Marismas, playas, pinares, arenales… todos los ecosistemas posibles del litoral gaditano se funden aquí formando un hábitat inmejorable para las aves migratorias. El sigilo que permite el kayak va a hacer que seas un privilegiado y puedas ver cigüeñuelas, charrancitos, avocetas y otro enorme abanico ornitológico. Abre los ojos y también tus oídos. Estás en un paraíso natural en mayúsculas.
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¿El remo te ha abierto el apetito? Entonces nuestra siguiente parada te va como anillo al dedo. Dirígete al norte, hasta la playa de la Casería, en San Fernando. Allí encontrarás varios chiringuitos con un denominador común: ofrecen una cocina sin filigranas, pero honesta y repleta de sabores sureños. Estás en terreno puramente local, así que relájate como ellos y disfruta de las bondades de la sencillez en su mejor sentido.
Entre todas las opciones disponibles nos quedamos con La cantina del titi Casa Bartolo, con unas un pescado fresco memorable, abierto de martes a domingo; reservas en el 686 73 49 66. De hecho, este era uno de los favoritos del célebre cantaor Camarón de la Isla , nacido en estas tierras que ahora pisas. Si eres de los muchos que sienten una enorme devoción por esta figura flamenca, debes saber que también puedes visitar su tumba en el cercano cementerio de San Fernando. Con el tiempo se ha convertido en un auténtico punto de peregrinaje en el que puedes presentar tus respetos y rememorar el duende irrepetible de Camarón y su arte de locura.
Si comiendo ante el mar no parabas de comentar la experiencia en kayak, significa que también amas la naturaleza. Te proponemos que termines de empaparte de este paisaje nuestro tan característico desplazándote hasta el parque metropolitano Marisma de Los Toruños y Pintar de La Algaida, en una pequeña península formada entre el río Guadalete y el Atlántico.
El rasgo más particular de este parque son las largas pasarelas que permiten superar fácilmente grandes extensiones de marismas y arenales. Desde nuestro punto de vista, sin lugar a dudas, la mejor forma de disfrutar de este entorno es a dos ruedas. En ambas entradas al parque (Los Toruños, en El Puerto de Santa María , y el Pinar de la Algaida, en Puerto Real puedes alquilar una bicicleta para recorrer de una forma más entretenida y dinámica esta zona de alto valor ecológico. Te proponemos un juego si vas con amigos o en familia: ¡a ver quién es capaz de fotografiar a más aves distintas! Los Toruños cuenta con muchos puntos de observación excelentes.
Tras remo y pedal, mereces un descanso. Y uno que esté a la altura de un día tan especial como este. Tenemos el lugar perfecto para ello: ¿cómo te suena una inmersión de paz en una casa de viña histórica en plena campiña jerezana? Si te parece música celestial, pon rumbo a La Bendita Locura, a las afueras de El Puerto de Santa María. Aquí puedes alojarte con todas las comodidades, cenar o saborear un vino de producción propia en una terraza perfecta. Pide que Ana y Ángela, la pareja de propietarias, te cuenten la historia de cómo decidieron vender todo lo que tenían para hacer realidad su sueño.
Al este de Jerez encontramos otra opción muy interesante: Viña Alcántara. Esta gran casa de campo, de aire señorial y elegantemente clásica, pone varias habitaciones a disposición del disfrute de sus huéspedes. El entorno, es un oasis de jardines con una piscina y, cómo no, unos viñedos por los que se puede pasear libremente. No hay forma de no relajarse y disfrutar de un lugar como este.
Pues sí. El lugar más lluvioso de España no está en la costa atlántica. Para sorpresa de muchos, está en Cádiz. Esta gran pluviosidad, además de teñir de verde una enorme extensión en la que se encuentra el parque natural Sierra de Grazalema, ha ido esculpiendo la piedra milenio tras milenio. Fruto de esa erosión, hoy podemos disfrutar de simas, grutas y cañones tan espectaculares como poco conocidos.
Te proponemos arrancar el itinerario en el bello pueblo de Grazalema, blanco como una nube atrapada en la cordillera Bética. Aquí vale la pena simplemente perderse por sus callejas y tomar un café viendo la apacible vida pasar entre las cimas brumosas que abrazan este pueblito.
¿Necesitas un poco de acción? Cálzate las botas para adentrarte en la cercana Garganta Verde, un cañón con 400 metros de profundidad, cuevas gigantescas como la de la Ermita e incluso pozas en las que remojarse. Te aseguramos que te sentirás diminuto ante la fuerza de la naturaleza. Esta es una ruta de dificultad alta de 5 kms, en la que pueden producirse desprendimientos y caídas. Para disfrutar de la experiencia con seguridad, lo mejor es contratar los servicios de alguna de las muchas empresas de turismo activo que hay en la zona. De hecho, es habitual que organicen excursiones por la garganta verde y jornadas de barranquismo. Estas empresas se encargarán de solicitar las autorizaciones necesarias, interpretar el recorrido que estamos haciendo y que nosotros sólo tengamos que saborear al máximo esta vivencia.
Después de haber disfrutado de la cara más salvaje de este paraje, sigue hacia el norte hasta el embalse de Zahara-El Gastor, justo en el límite del parque natural. Después de la excursión tu estómago debe estar reclamando sus calorías, así que te sugerimos una buena propuesta gastronómica de sabores mediterráneos en una terraza con vistas a las aguas turquesas que se concentran a los pies de Zahara de la Sierra. Se trata del restaurante Al Lago , que apuesta por productos frescos de temporada para elaboraciones con un toque contemporáneo y una carta de buenos vinos locales. Reservas en el 662 052 553 o 956 123 032. Divino.
Seguro que ya habrás visto que la estampa de Zahara de la Sierra, al igual que algunos pueblos blancos, tiene un castillo en lo más alto. ¿Aún tienes energía? Esta fortaleza de origen nazarí conserva su torre del homenaje a la que se puede subir para una vista imponente de 360 grados muy recomendable al atardecer. Esto es un lugar “instagrameable” y lo demás es tontería.
Si el cuerpo ya te está reclamando un reposo, te recomendamos el alojamiento rural El Pinsapo, con todas las comodidades, terrazas y una buena relación calidad-precio. Otra opción cercana es el hotel rural Los Tadeos, con una gran piscina que recordarás para siempre. ¿Ya en la cama? Recarga baterías, mañana vendrán emociones fuertes.
¿Descansado y bien desayunado? Seguimos entonces la ruta hasta Algodonales, una localidad que disfruta de un microclima perfecto para volar la mayor parte del año en condiciones óptimas. ¿Volar? Sí, esta es una meca del parapente y el lugar perfecto para tu bautismo de aire. Tranquilo, no se necesita experiencia previa, ya que en un parapente biplaza será tu instructor el que realice todas las maniobras. Tu tan solo deberás disfrutar de un vuelo sin motor, en suave silencio volando entre las nubes. Con un poco de suerte puede que hasta uno de los buitres leonados de la zona se acerque a darte la bienvenida al cielo.
Para realizar esta actividad de forma profesional y segura te aconsejamos Parapente Algodonales, CIVA o Zero Gravity Parapente, todas ellas empresas locales especializadas en llevarte a lo más alto, sea cual sea tu nivel.
Hay quien dice que todos los pueblos blancos se parecen. Pero eso es porque no han visitado Setenil de las Bodegas, la gran rareza. Aquí sus habitantes aprovecharon los salientes rocosos del cañón del río Trejo para construir sus casas. ¿Te cuesta imaginarlo? Entonces pon en tu cabeza una gran cueva y después construye una fachada en la entrada. ¡Listo! De una forma sencilla has usado el mínimo de recursos constructivos y tendrás una casa con frescor natural. Sí, aquí no hace falta gastar en aire acondicionado.
Una vez llegues allí, tómate un unas tapas acompañadas de un buen vino o cañita fresca en la calle Cuevas del Sol, una de las más pintorescas y animadas de Setenil. Después sigue explorando este pueblo incrustado en la roca hasta la calle Cuevas de la Sombra… y prepárate para un efecto de lo más extraño cuando la caliza eclipse el cielo de la calle. Pintoresco es poco.
Lo sabemos, después de la explosión de adrenalina del parapente, se crea en tu cuerpo cierta resaca. Mejor ya ir buscando donde descansar. Durante el paseo apostamos a que te has preguntado cómo deben ser esas casas-cueva por dentro, ¡ahora es el momento de descubrirlo! Puedes alojarte en alguna de las viviendas con fines turísticos que hay en el municipio.
Arrancamos el día desayunando en la calle Cuevas del Sol, hermana de la de la Sombra por la que paseamos ayer. Te regalamos un buen secreto: bordea el río Trejo y crúzalo por uno de sus lindos puentecitos. Sube hasta la calle Cantarería Alta y ya estarás muy cerca del mirador de los Reyes Católicos, cerca de la ermita de San Sebastián. ¡Disfruta las vistas con calma! ¿Ves la torre que se alza enfrente de ti? Esa era la alcazaba que los ejércitos cristianos asediaron desde este mismo punto, de ahí el nombre de este mirador. (Si puedes, acércate en otoño porque organizan una fiesta para recrear este episodio histórico). Ahora contempla los alrededores del pueblo...olivos y más olivos. Roma nos dejó esa herencia y los andaluces le dimos una vuelta de tuerca para hacer del aceite auténtico oro líquido.
Si con el paseo por las cuestas del pueblo se despierta el hambre, hay muchos restaurantes de tapas como el bar Frasquito, La Tasca o La Escueva. Las mesas en la terraza andan muy buscadas, ¡presta atención!
Ahora te proponemos seguir la ruta hacia el norte hasta el pequeño Alcalá del Valle, pueblo blanco como la nieve donde, además del aceite, hay otro producto estrella: el espárrago. Aquí hasta se celebra una feria (el primer fin de semana de abril) en honor a esta hortaliza que tan buenos resultados da en las cocinas andaluzas.
Pasea por sus calles de ritmo sosegado donde todos se saludan y el modo de vida es un homenaje a la sencillez bien entendida. Uno de los lugares más particulares del pueblito es la plaza del Emigrante, con una estatua que recuerda a los muchos andaluces que se vieron obligados a abandonar su tierra durante la posguerra. Por tu parte, si de verdad quieres sentirte bendecido por poder estar aquí, te sugerimos comer en uno de los restaurantes mejor valorados de la provincia: el mesón Sabor Andaluz . Pura gastronomía local.
La tranquilidad de Alcalá del Valle te pide quedarte. Si andas en busca de un alojamiento especial cuidado al detalle lo encontrarás en el hostal rural La Esperanza, con decoración morisca y todas las comodidades a precio muy competitivo.
Si ya has probado un buen desayuno andaluz te habrás percatado de que aquí el aceite tiene densidad y sabor más que intenso. ¡Vayamos a descubrir por qué aquí es tan especial! Flanquearemos la Sierra de Grazalema hasta las afueras de Olvera. Allí encontrarás la famosa cooperativa agrícola Los Remedios, donde el aceite se toma tan en serio o más que una bodega con sus vinos. Aquí se organizan catas de diversos niveles, visitas guiadas a la almazara para profundizar en todo el proceso de producción e incluso a los olivos para aprender sobre la recolección. Si no tienes tiempo, puedes comprar botellas o garrafas en su tienda para saborear aceites de otro nivel. El aceite de oliva de la Sierra de Cádiz tiene Denominación de Origen desde 2002. Otras empresas locales, como Ilipa también producen y comercializan su propio aceite de oliva.
Empapados sobre la importancia que tiene aquí este producto, es el momento de enfilar hacia el pueblo de Olvera, cuya estampa nos tiene robado el corazón. Las casitas blancas apiñadas en la loma y, coronando lo más alto, la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación compitiendo en protagonismo con el castillo de origen árabe. Una metáfora perfecta de cómo religión y guerra fueron de la mano en estas tierras. Sin duda te recomendamos visitar la fortaleza (2 euros/adulto), muy bien restaurada y con un pequeño centro de interpretación para contextualizar el monumento.
¿También te cautivó el embrujo de este pueblo blanco? Entonces quédate a dormir. Una opción acertada son los hoteles Sierra y Cal y Fuente del Pino. Duermas donde duermas te deseamos unos sueños profundos e intensos como un aceite de oliva virgen sin filtrar.